¿Eres de los que acostumbra a refrescarse con bebidas isotónicas? Si la respuesta es sí, debes saber que este hábito cotidiano, aparentemente inofensivo, podría intervenir negativamente en tu salud.
Es cierto que este tipo de bebidas pueden ayudar al organismo en determinados momentos, siempre y cuando se consuman de forma moderada.
Por ejemplo, después de un duro entrenamiento pueden servirnos para reponer el agua y los electrolitos que nuestro cuerpo ha ido perdiendo durante el ejercicio.
También pueden utilizarse a modo de suero fisiológico para reponer el nivel de agua en pacientes que han sufrido procesos diarreicos o vómitos.
Sin embargo, el abuso de este tipo de bebidas puede desencadenar un problema en nuestra salud dental. Además de hidratos, sales minerales y agua, contienen ácido cítrico, un aditivo que puede dañar el esmalte dental dejando la dentina en la superficie, provocando sensibilidad dental e incluso favoreciendo el desarrollo de caries.
Este aditivo también está presente en determinadas frutas como manzanas, kiwis, naranjas y limones, por lo que es preferible no abusar de ellas.
Los expertos recomiendan utilizarlas para lo que fueron creadas (reponer las sales minerales o electrolitos perdidos durante el ejercicio a través del sudor) y no consumirlas de manera habitual como si fueran agua.
Además, insisten en la importancia de esperar unos minutos para realizar el cepillado después de consumir bebidas isotónicas, muy carbonatadas o frutas ácidas.
De esta forma permitimos que el esmalte suavizado pueda volver a endurecerse, evitando su deterioro y el riesgo de erosión.
En este caso el cepillado debe incluir, como en el resto del año, la limpieza de encías, lengua y mucosas.
También es recomendable la utilización de dentífricos, cepillos de dientes y enjuagues bucales especialmente diseñados para tratar la sensibilidad dental, ya que además de aliviar las molestias proporcionarán una protección más duradera.
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